Autora: Charlene Whitaker
Editorial: Ediciones Obelisco, marzo 2015
Colección: Magia y ocultismo
ISBN: 978-84-16192-45-8
Páginas: 128
BREVE DESCRIPCIÓN
Las velas por sí mismas no producen ningún
efecto mágico, eres tú quien a través de ellas te conviertes en un canal de
energía divina capaz de generar los más extraordinarios cambios en tu vida.
En esta obra, Charlene Whitaker te muestra los usos y las
aplicaciones de las velas con fines espirituales. Aprende cómo contactar con el
Ser Superior, a realizar lecturas de las velas, las llamas o las gotas de cera;
descubre cuál es el mejor momento para llevar a cabo los rituales y qué color
de vela debes utilizar para alcanzar diversos y determinados propósitos.
Aprende también a:
Crear un altar para realizar rituales y orar.
Enviar energía curativa a aquellos que la necesitan.
Realizar lecturas para ti o tus amistades.
Infundir energía divina en tus oraciones y meditaciones.
MI OPINIÓN
Desde pequeña, los temas relacionados con velas o piedras y
su uso más “místico” siempre me han atraído. Considero que tenemos la capacidad
y la fuerza para utilizarlos para el bien común. Muchas veces he intentado canalizar
mis oraciones y mis pensamientos más profundos a través suyo y he tenido
respuesta. Hace años, personas con dones muy especiales me dijeron que tenía
una “sensibilidad” singular que me hacía muy receptiva a toda la realidad que
me envuelve. Nunca la he desarrollado, pero me sentí muy halagada con este
comentario. Por todas estas razones y más, este “pequeño” libro me ha
encantado.
Me llamó mucho la atención cuando lo descubrí entre las
novedades mensuales de Ediciones Obelisco, así que lo pedí. En cuanto lo
recibí, no pude dejar de leerlo hasta terminarlo. Me ha parecido curioso,
entretenido y me ha enseñado muchos aspectos que no conocía sobre el tema
principal. Me gustaría dedicarle este post a mi tía Remei. Ella sabe por qué.
;)
Las velas está dividido en una introducción, doce
capítulos y un diccionario de símbolos. La autora nos enseña a crear nuestro
santuario interior; a construir el altar material y su equipo y a usarlos
correctamente; a encender las velas en el momento preciso, qué colores utilizar
y por qué, cómo interpretar sus lecturas... Personalmente, me han encantado los
capítulos “La forma en que arde la vela” y “Los colores de las velas”.
Me ha gustado mucho cómo, antes de la introducción y en la
misma, la autora remarca que las velas por sí solas no hacen nada. No puedes
encender una, marcharte y esperar a que obre “milagros” porque simplemente
arderá, ya que ésa es su función. Somos nosotros quienes hacemos que sus llamas se
conviertan en una conexión con lo divino. Nosotros las hacemos poderosas.
He aprendido que “si la llama que produce la vela no es muy
intensa, la energía que fluye o rodea a la persona o cosa por la cual fue
encendida es muy escasa. Esto puede indicar que la persona no está recibiendo
bien la energía.” Y al contrario, si la llama es muy alta, la energía o también
lo es o está siendo bien asimilada por la persona que recibe la curación o
bendición. (pág. 55) Para ilustrar este pasaje, la autora se sirve de una
curación espiritual muy especial: un bebé y las circunstancias de su nacimiento
y primeros años. Me he emocionado enormemente al leer estas páginas.
También me ha llamado mucho la atención el hecho de que, si
el color negro aparece en una vela que se ha encendido para la curación de una
persona, es buena señal, ya que significa que las partes enfermas están siendo
expulsadas. En el resto de casos, si la llama de la vela se torna negra, se
debe apagar. (pág. 58)
Por lo que respecta a los colores de las velas, Charlene nos
da unas pautas a seguir, pero siempre recordando que, ante la menor duda,
utilicemos el color blanco:
El color blanco simboliza la pureza, la inocencia y la
simplicidad; es el deseo de volver a los tiempos de juventud; se utiliza para
limpiar las cosas.
El rojo es sinónimo de fuerza, vitalidad, deseos físicos,
pasión y energía.
El color rosado significa regocijo, felicidad, amor y afecto;
se usa para los problemas amorosos.
El naranja es el color de la expresión creativa, de la
capacidad de toma de decisiones, de la ambición y confianza en uno mismo.
El azul trae armonía, paz y tranquilidad y tiene un elevado
efecto calmante; se enciende para la comprensión espiritual y la curación
divina.
El lavanda y el violeta son colores espirituales que
transforman la negatividad y la ausencia de armonía; se asocian con el
misticismo, la inspiración, la intuición y el idealismo; mejoran la meditación y
el estado de sueño.
Os invito a que sigáis descubriendo la simbología y uso del
resto de colores, como el amarillo, el verde, el marrón o el multicolor y a que
os dejéis conquistar por la magia que desprenden Charlene y sus palabras.
¡Un beso y gracias por estar ahí!
*Gracias a Ediciones Obelisco por cederme este ejemplar.
Bueno, este libro no me llama mucho la atención, pero gracias por tu opinión.
ResponEliminaBesos
¡Hola!
ResponEliminaPuea no es mi estilo pero la reseña está genial.
Nos leemos.
Muchas gracias, chicas! :D
ResponEliminaMuchas gracias por pensar en mi , me ha emocionado. Como todas las reseñas y comentarios que haces sobre los libros que lees, yo sé que si te gusta a tí a mi también me gustará y ya me has encendido el gusanillo . Seguro que me entusiasma, es un tema que me atrae mucho por varias razones. El mundo de las velas no lo conozco, pero por lo que comentas es super interesante. Prometo leerlo y será de los libros que tendré a mano para consultar, como tengo los de las piedras.Me lo apunto en la lista de libros para leer. Un besito, cariño.
ResponEliminaT´estimo, tieta. :)
EliminaJo també nineta.
Elimina