Bajo la luna del Amazonas, de Lydia Alfaro

Título: Bajo la luna del Amazonas

Autor: Lydia Alfaro

Colección: Tombooktu Romance, febrero 2015

ISBN: 978-84-15747-55-0

Nº páginas: 288

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RESUMEN

Cuando Melinda inicia unas apacibles vacaciones familiares junto a sus padres, su hermano menor y su novio de toda la vida, jamás se hubiese imaginado que todo quedaría truncado en cuestión de segundos, cuando un coche se cruza en su camino y mueren todos en un grave accidente. Melinda se convertirá en la única superviviente sin quererlo y vivirá atormentada por esta pérdida. Con un intento de suicidio a sus espaldas y una rutina de autodestrucción, Melinda comenzará, gracias a la atención que su  a materna Blanca le presta como una segunda madre, una terapia psiquiátrica con el doctor Lázaro. El médico se convertirá en una pieza clave para iniciar un nuevo rumbo en su vida, cuando en una de sus sesiones, le mostrará un folleto informativo de una ONG que se dedica, en esos momentos, a construir una escuela en un poblado muy pobre de la ciudad de Puno, en Perú: Jallihuaya. Esto despertará en Melinda un sueño enterrado: ayudar a quienes más lo necesitan. En unos momentos tan oscuros como los que atraviesa, además, esto le motiva para cambiar de aires y no tener tan presente la ausencia de sus seres queridos en su vida diaria. Melinda se arma de determinación, decide unirse a la ONG y viaja a Perú para iniciar su nueva vida.

Nada más llegar se encontrará con unos compañeros que la acogerán con los brazos abiertos y con la amistad de una niña del poblado, que le abrirá los ojos en muchos aspectos importantes de su vida y su duelo. Pero la tranquilidad dentro de su burbuja de autocompasión y frialdad se verá amenazada en cuanto conoce al coordinador del proyecto: Hugo. Ambos sentirán una atracción instantánea que les llevará a tener varios encuentros en los que cada vez a Melinda le resultará más difícil resistirse al deseo que este hombre ha despertado en ella. ¿Será capaz de superar todos sus miedos y volver a ser ella misma?

Melinda Moon no se esperará lo que el viaje a Jallihuaya le depara... El principio de una nueva vida donde la felicidad es posible.

SOBRE LA AUTORA

     Lydia Alfaro (Valencia, 1985), escribe desde que era pequeña. La lectura y crear historias siempre han sido sus grandes pasiones. Comenzó a plantearse en serio la idea de dedicarse a escribir una vez cumplidos los veintitrés años, cuando abrió su primer blog literario y empezó a crear historias por capítulos que iban consiguiendo la aprobación de los lectores que la visitaban hasta conseguir un pequeño público fiel. Ha publicado relatos en diferentes antologías, además de publicar un trabajo en solitario en 2013, La vecina perfecta con bastante buena acogida en Amazon. Tiene escritas novelas de romance adulto paranormal, misterio paranormal y fantasía, pero las guarda a buen recaudo para seguir trabajando en ellas. Compagina la escritura con sus labores como redactora en el medio digital "Pandora Magazine" y, actualmente, prepara una nueva novela de género fantástico.

MI OPINIÓN

He tenido el enorme placer de disfrutar de esta obra gracias a la “Lectura Conjunta de Cadena de Comentarios” organizada por el blog Entre Libros y Tintas (muchas gracias otra vez por tu confianza, preciosa!) y a la amabilidad de mi querida Editorial Tombooktu, que es quien ha cedido los ejemplares a los participantes. Adelantaros que me ha encantado.

El prólogo con el que empieza la novela es durísimo. El lector se encuentra de bruces con el terrible accidente que les quita la vida a los familiares y a la pareja de Melinda. Lo vivimos con ella, instante a instante, palabra por palabra. Las lágrimas ya afloraron a mi rostro en ese momento y ya no pude dejar de leer porque quería acompañar a Mel en su dolor, hacérselo más llevadero. 

Con una sensibilidad, una ternura y un respeto exquisitos Lydia Alfaro nos hace partícipes de la depresión de la protagonista, de la horrible ansiedad y angustia provocadas por ese momento fatal que la parte por la mitad. Horas de antidepresivos, somníferos, psiquiatras, intento de suicidio, dolor agudo, vivir sin vivir, sentimientos de culpa por haber sobrevivido, ilusiones arrancadas de raíz, la felicidad como un espejismo... 

“Se había metido dentro de una burbuja que le impedía comunicarse con el exterior” (pág. 29)

“(...) era difícil pensar en algo más que no fuese ella misma y su desgracia.” (pág. 38)

“(...) todo era debido al miedo a enfrentarse a los cambios que tenía que hacer en su vida, a la realidad, al fin y al cabo.” (pág. 38)

Es desgarrador cómo Mel mira fotos de su familia para que sus caras no se lleguen a difuminar con el paso del tiempo en su mente... El hecho de saber que nunca más se encontrará con ellos se le clava en el corazón “como la daga más afilada”. (pág. 83)

Me han emocionado enormemente los mensajes que sus seres más queridos le hacen llegar para intentar ayudarla a salir de este pozo oscuro en el que se encuentra:

“Mi querida Melinda... Cuando miro la luna te veo a ti, ¿sabes? Tienes una energía especial, el don para ayudar a la gente, para enseñar... Aprovéchalo.

Mi niña... no temas por nosotros... Cuida de ti ahora y no olvides que te estaremos observando desde la luna.” (pág. 20)

La luna... ¡Qué maravillosa metáfora elige Lydia para describir una parte fundamental de Melinda! ¿Os habéis fijado en la portada de la novela? Una preciosa chica lanzándose a sus brazos completamente confiada, porque el astro le da seguridad y felicidad. Es una ilustración absolutamente maravillosa.

A los cinco o seis años, nuestra protagonista queda hipnotizada por ella y su mágica luz la envuelve de felicidad. Por eso, desde ese momento su madre la apoda cariñosamente “moon” (luna en inglés).  La luna llena llega a convertirse en testigo directo de los momentos más importantes de su vida: es fascinación, su compañía durante el duelo... Su segundo nombre es una parte inseparable de su existencia. 

Melinda siempre había soñado con dedicarse a ayudar a los demás. En este punto me he sentido muy identificada con ella y he disfrutado más del libro, si cabe ya que, cuando yo era adolescente, uno de mis sueños era precisamente ése: ir como voluntaria a una ONG. 

Mel llega a Jallihuaya con la necesidad de alejar la sensación de vacío y soledad que la persigue a todos lados; quiere encontrar su lugar en el mundo. Y envuelta por los preciosos parajes del poblado, por sus habitantes (ricos a pesar de su pobreza material), por la motivación que siente por la nueva escuela y la enseñanza, y apoyada por Hugo, Elisabeth y sus compañeros de proyecto, poco a poco lo va consiguiendo y va saliendo del gran agujero negro en el que se encuentra.

Hugo y Mel se sienten atraídos desde el primer instante. Entre ellos hay magia. A Hugo le llaman la atención especialmente los ojos de Mel. Es la chica de la triste mirada. Su relación no será fácil, ya que Mel se sentirá continuamente atrapada en un conflicto entre un principio de felicidad y los remordimientos por sentir que está traicionando a Luis, su novio fallecido. 

Elisabeth, su mejor amiga peruana, su reflejo, es sumamente importante para Mel. Es una niña de 8 años con una impresionante luz en su mirada que se ha tenido que hacer mayor a la fuerza. Es ella quien le da las claves para superar definitivamente la pérdida de sus seres queridos y empezar de nuevo:

“Ellos eligen los sueños para poder comunicarse con nosotros sin que nos asustemos.” (pág. 153)

“Era el momento de hablar. Y de decir adiós.” (pág. 160)

El capítulo 19 es especialmente emotivo:

Un niño de su clase le dice: “Dios está enfadado porque no les dejas marchar y no les salen las alas.”

“Y, de pronto, la luz al otro lado del túnel se encendió y Melinda lo comprendió todo. Había llegado el momento. (...) debía dejarles marchar.”

Y se dicen adiós. :( :(

El personaje de Mel me ha llegado al alma: su drama personal, su valentía y coraje, su fortaleza, su gran corazón... Nunca se rinde. Me ha encantado. 

Me gustaría destacar otros aspectos y personajes de la obra, pero es imposible hacerlo todo en tan poco espacio, así que escojo unas líneas que me han calado muy hondo:

“Al menos su novio se fue bajo el influjo de sus besos y sus palabras de amor. Todo el mundo debería morir así. Entre palabras de amor. Palabras que sirvan para que te vayas al otro mundo con la certeza de que importas a aquellos a los que quieres. Sabiendo que tu huella quedará en sus vidas. Y eso nos garantizará la inmortalidad.” (pág. 212)

Mel describe la depresión de la siguiente manera. Carne de gallina: “Es como si al morir los papás, Luis (novio) y Damián (hermano), me hubiese sumido en un profundo letargo... tan profundo que no podía despertar y así resultó la peor pesadilla de mi vida.” (pág. 227)

Las palabras con que Lydia empezaba la historia:

“La vida es este mismo instante. El momento en que eres consciente de todo cuanto te rodea y de ti mismo. Efímero y convertido en recuerdo tras un parpadeo. Y, después de eso, la vida son los recuerdos que uno mismo construye para salvar su propia mente de las derrotas del instante, para obtener consuelo o, simplemente, para esbozar una sonrisa.”

Son recogidas al final, cerrando el círculo, pero llenas de optimismo, esperanza y de un nuevo renacer:

“Entonces, la vida fue aquel instante. El primero de muchos...” 

                                                                                                              

El estilo de la novela es directo y ágil y el lenguaje usado es sencillo. La autora usa un narrador en tercera persona con alternancia de fragmentos en primera y flashbacks que introduce en los momentos precisos de la narración, para darle más fuerza o más énfasis a ciertos puntos. Está muy bien escrita.

En conclusión: Bajo la luna del Amazonas es una historia de amor, sí, pero no simplemente eso: es una historia de superación de problemas y obstáculos, de amistad, de valentía, de valores humanos y de comunión con otras culturas. Una novela con una sensibilidad y ternura extremas que me ha hecho llorar, reír y emocionarme con cada línea. Muchas gracias, Lydia, por esta preciosa historia. 

Me gustaría acabar esta reseña con palabras de la misma Lydia. Gracias a tod@s por estar siempre ahí. Espero que leáis esta novela y os maravilléis tanto como yo. Un beso enorme.

En palabras de la autora... Lo más importante que he querido transmitir con esta historia es que del pozo más hondo se puede salir, si uno le pone empeño. Cuando pierdes a alguien querido, pasas por diversas fases que incluyen el shock, la depresión, la ira... Es necesario pasar por todas ellas, pero hay que intentar marcar un límite, una delgada línea invisible que hace que no pierdas la cabeza y que, de alguna forma, te hace tener presente que la vida sigue, aunque no sea la que a ti te hubiese gustado.

La última fase es la aceptación. No te hace sentir mejor ni te hace dejar de enfadarte con la vida por haberte privado de la compañía de esa o esas personas... Pero es una realidad que te mantiene cuerdo. Los recuerdos siempre estarán ahí, la nostalgia... Pero la vida es cruda, hay que aceptarlo y aprovechar el día a día junto a quienes están a nuestro lado. No dejar nunca de dar ese abrazo, de ofrecer esa sonrisa o de decir ese “te quiero”.